jueves, 27 de diciembre de 2007

Tarjeta Navideña a Oscar Arias (Equipo de la Hora del Silencio)

Este es el texto de la Tarjeta Navideña que se entregó en casa de Oscar Arias el lunes 24 de diciembre a las 8:00 pm por un nutrido grupo de personas que regularmente asisten a la "Hora del Silencio" todos los lunes desde el 12 de marzo, fecha en que Arias ordenó silenciar otro programa de opinión en Canal 13, el canal del Estado, ¡NO DEL GOBIERNO!.  La resistencia se hace resistiendo hasta en fechas tan importantes como la noche de Navidad.   Siempre presentes, siempre dignos, siempre luchando!

 

Señor Arias,

 

Cada lunes desde el 12 de marzo, una parte de su "familia disfuncional", pero parte pensante de este pueblo maravilloso al que usted toca gobernar, hemos decidido reunimos en la esquina de su casa, en un lugar absolutamente público y libre, exigiendo que nos devuelva el espacio televisivo que disfrutábamos en Canal 13 propiedad del Estado, y por ende del pueblo de Costa Rica y no del gobierno, donde cada lunes esperábamos el programa Diagnóstico dirigido por el Dr. Alvaro Montero Mejía y que tenía 17 años de estar en el aire.

 Desde dicho cierre, durante 42 semanas ininterrumpidamente nos hemos hecho presentes a lo que llamamos "La Hora del Silencio" a manifestarnos y exigir ese espacio y muchos más con base en el derecho que tenemos como ciudadanos y ciudadanas de gozar de un amplio espectro de información objetiva y veraz.  Usted nos calificó de minoría pero eso no es un argumento válido para cercenar derechos.  

 Su indiferencia ha sido impresionante.  Usted, Premio Nóbel de la Paz del año 1987 Únicamente salió una noche a querer manipularnos pero cuando una jovencita lo increpa y desenmascara con relación al su negocio del alcohol y la posibilidad de fabricar armas en el país amparado en el TLC y en un incoherente decreto de su gobierno, no pudo responder y nunca más volvió a darnos siquiera la mirada, pero aquí seguimos. Lejos de desanimarnos, seguimos asistiendo cada lunes: si llueve bajo una sombrilla, si hace frío arropados, si sopla el viento con antorchas... siempre presentes, siempre dignos, siempre luchando.

 Cada semana el Dr. Montero Mejía lee un comentario inspirador que luego circulamos en las redes de Internet, de manera que en lugar que "las 2.000 personas que usted afirmaba veían el programa", ahora son muchos miles más quienes semana a semana disfrutan leyendo esos magníficos y valientes comentarios sobre los desaciertos de su gestión y además los reenvían a sus contactos dentro y fuera del país.  ¡El efecto multiplicador ha sido impresionante! 

 Aunque no dejamos de lamentar que usted ordenara el cierre de varios programas de opinión entre ellos Diagnóstico, hemos ido encontrado formas creativas de divulgar el pensamiento.  Ya pudo comprobar usted cómo para la campañaa del referéndum, casi sin dinero, logramos que la mayoría de la gente optara por oponerse al TLC según las encuestas previas a esa consulta. 

 Ante el pánico causado por esas encuestas; usted, Bush, el embajador gringo y la oligarquía centroamericana lograron revertir la ventaja que les llevábamos violentando las reglas electorales, conspirando contra la democracia y aterrorizando al pueblo.  ¡Linda forma de obtener un 51% de los votos

 Pero eso no es lo importante en este momento, lo que cuenta es que usted sabe que lo rebasamos por mucho, que muchos votaron SI por el miedo que usted mismo infundió, pero ni convencieron ni vencieron legítimamente.  Sumemos a ello que un 40% de los electores, los excluidos, no creyeron en  sus falsas ofertas de empleo o descabelladas mentiras de motos BMW y carros Mercedes Benz como para vender el voto.  Pero hoy es Navidad y no deseamos sembrar cizaña como los hicieron sus súbditos. 

 Sólo hemos venido esta noche a dejarle una humilde tarjeta y desear que usted tenga la presencia de ánimo, la tranquilidad de conciencia necesaria, la convicción que hace lo correcto para que tenga la posibilidad de pasar feliz una Navidad.

 Siempre presentes, siempre dignos, siempre luchando.

Firmas de muchísimas personas

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